Esta semana hemos llegado a las últimas dos estaciones en nuestro viaje por el Zodiaco, visitando las energías de Acuario y Piscis.
Según fuimos avanzando en el viaje, hemos comprobado cómo las energías se vuelven más complicadas, más ricas en matices. Miramos atrás y recordamos lo simple que parecía todo en Aries. ¡Y pensar que en Tauro teníamos la sensación de que ya estaba todo hecho! Pero también vamos comprendiendo que todas son etapas necesarias, que para llegar a lo más alto de la escalera necesitamos detenernos un rato en cada escalón, porque todos son igual de importantes, todos los signos están en nosotros, somos nosotros. El camino se recorre paso a paso, y en todos nos descubrimos un poco más.
Después de realizarnos en Capricornio, dimos un salto acuariano en el vacío, para zambullirnos en lo diferente. En Acuario entramos en contacto con el ser único que hay en cada uno de nosotros, con nuestro lado más original y creativo. Nos liberamos de todas las ataduras para poder entrar en la fase de Piscis, donde se borran todos los límites para fundirnos con el universo y vivimos lo místico y lo religioso, la esencia más profunda de las cosas. Nada más y nada menos.
¿Quiere decir ésto que ya hicimos el viaje completo? ¡Qué va! Como el Zodiaco es un círculo, después de Piscis… ¡viene Aries! Y damos otra vuelta, y otra, aunque comenzamos un poquito más alto que antes, como en una espiral. Es un viaje que vale la pena repetir, siempre igual y siempre diferente. Estas son las vueltas que da el Zodiaco, las mismas que da la vida.
Gustavo Capece