En nuestras primeras clases del curso de Astrología Básica aprendimos cómo el zodiaco se dividía en conjuntos más pequeños de signos, atendiendo a características comunes entre ellos. Y aprendimos que las dos divisiones más importantes son las que agrupan a los signos según su cruz (o cualidad) y según su elemento (o temperamento).
José Ignacio nos enseñó que si hay mucho desequilibrio de una cruz o de un elemento en una carta natal, podemos saber muchas cosas sobre qué motiva a una persona, y a qué le dará más importancia. Por ejemplo, una persona que tenga muy acentuada la cruz fija preferirá la seguridad y la rutina, y será firme (por decirlo suavemente) en sus ideas. ¡Ni le hables de arriesgar su dinero en financiar el prototipo de tu nuevo invento! Intenta hacer cambiar de opinión a tu amigo Tauro o Acuario, y verás de lo que estoy hablando.
Lo mismo ocurre con los elementos. Si alguien tiene mucho aire y nada de tierra, vas a conseguir muy poco pidiéndole que sea realista: para él, ¡lo real son las ideas! Si combinamos las cruces y los elementos, tenemos los 12 signos del zodíaco, de modo que cada signo será una combinación única de una cualidad y un temperamento. Tenemos, así, un compás de 3×4. ¡el zodiaco se mueve a ritmo de vals!
Gustavo Capece